miércoles, 5 de mayo de 2010

LOS “HERMANOUS” EN EL MAR CARIBE.

10h UTC, seguimos a motor, aunque ayudado por las velas. Ellas mismas, a causa del poco viento que estamos teniendo, no son capaces de impulsarnos a mas de 3'5 nudos, barreras que hemos establecido para, de no superarla, encender el motor. Éste a su vez no subirá de 1.500 revoluciones para ahorrar gasóil. Ayer echamos tres de las cinco petacas de 22 litros que nos quedan y esperamos seguir ganando N para coger los vientos que nos harán definitivamente apagar el Volvo-Penta de 28 cv hasta la isla de San Miguel, Azores, donde repostaremos. Si no, tendremos un problema.

Como en la singladura de ayer no ha sucedido nada reseñable, os hablaré algo acerca de la estancia de los "hermanous" en aquellas ya lejanas tierras caribeñas. No penséis que he vuelto a tener una errata, no, al menos ésta no lo es. Así nos llamamos entre nosotros cuando estamos reunidos los 3, mis hermanos y yo. Os relato de dónde viene en una pequeña historia:

Era la primera vez que los tres Contreritas salían de viaje juntos sin el cobijo de nuestros padres. La ciudad elegida, pequeña, la minúscula Nueva York. Si, ¡con 2 cojones!, mejor dicho 6, y no os vayáis a creer que a un hotel de Manhattan: nooo, o a una zona residencial al sur: nooo, o a un barrio pijo: noooo. Hombre, barrio si que era, aunque pijo, pijo, lo que se dice pijo… negativo. El mítico Bronx nos acogió durante 4/5 días.

Todo viene porque mi padre, en su afán de que estemos bien atendidos en nuestro primer viaje, nos puso en las manos de un cura amigo suyo español que vivía en otro barrio menos problemático. Éste, no recuerdo qué problema tuvo que no nos pudo recibir en el último momento y nos mandó a otro cura compañero suyo, también español (al menos de nacimiento porque hablaba como los guiris), que vivía en el Bronx. Concretamente en el anexo de una parroquia de allí.

Aunque, como todos sabéis, el Bronx es un peligroso barrio marginal con mucha delincuencia, drogas, etc., la iglesia la respetaban muchísimo. De hecho, asistimos a dos reuniones que hacían en la parroquia con los feligreses y familias del barrio. Se hacen barbacoas, ponen música, cantan y bailan (no reggaeton). Una de ellas fue en nuestro honor, de bienvenida al barrio. Apenas nos enteramos de nada por el idioma, que no dominamos, pero lo pasamos genial y fueron encantadores.

Vale, pero eso no quita para que envueltos en nuestras sábanas hasta la cabeza en nuestra habitación de la parroquia escuchásemos las broncas, los tiros, el chirriar de las ruedas de los coches casi todas las noches. Por ello, salíamos a las 6.30 de al mañana, los tres juntos mirando al suelo y a paso ligero camino del metro. El regreso: antes del anochecer y en taxi pirata ya que los oficiales se negaban a llevarnos al Bronx. Toda una escuela de vida, fue inolvidable. Bueno, vamos a lo que vamos que me he vuelto a pasar unos cuantos pueblos.

Este cura, el padre Fernandou, apenas le entendíamos y en vez de llamarnos por los nombres nos decía "los hermanous": "¿quieren mantequilla en la tostada los hermanous?", "de comer, pollo para los hermanous", "fiesta en honor de los hermanous",...

A partir de este viaje, en adelante procuramos juntarnos, pase lo que pase y pese a quien pese, una vez al año 4 ó 5 días (no necesitamos más) viajando a ser posible. Cuando eso sucede siempre nos acordamos y decimos: "los hermanous a Marruecos", "los hermanous en Fuerteventura"… este año toca, como no puede ser de otra manera "los hermanous en el mar Caribe".

Cambiamos ligeramente de escenario y nos trasladamos al aeropuerto de Fort de France en Martinica y allí se vé llegar a un tío con barba, mochila como único equipaje y los andares del Juanjeras, típicos, como si con él no fuera la cosa. Como si las dos horas y media de retraso que se chupó su hermano, el mayor, o sea yo, esperando no fueron con él.

Nos pusimos rápido en marcha y después de pocas horas salimos del largo y curvilíneo canal del puerto de Le Marin rumbo a los Tobago Cays. 22 horas de navegación placentera con noche incluida. Allí disfrutamos de toda explosividad de la naturaleza que nos rodeaba. Al día siguiente, recalamos en Britani Bay, Mustique. En ésta, hicimos una excursión tal como hice con Alfonso antes de ir a España. Incluimos varias paradas en el camino. Una en Macarroni Beach, una de las preciosas playas que colman las necesidades en cuanto a belleza y comodidad de los multimillonarios propietarios de las villas de sus alrededores.

Después de que Juanjo cumpliera con su ilusión de abrir, beber y comer un coco, que por poco nos abre la cabeza en su caída, nos paramos en el campo de futbol de paja del "Cotton House", hotel de gran lujo de la isla (recomiendo por curiosidad visitéis su pagina y miréis las tarifas) y allí con una pelota de tenis que nos encontramos al lado del club hípico nos tiramos una penalti cada uno. El resultado: en el vídeo que espero se haya podido colgar en este diario. Para cenar, una langosta exquisita y muy barata en el famoso y conocido en todo el caribe "Basil´s Bar", donde Mike Jagger regala de vez en cuando una actuación sorpresa a los incrédulos clientes. Éste, al igual que David Bowie, Raquel Welch y la infanta Margarita de Inglaterra tienen residencias de vacaciones en esta elitista isla coqueta, muy bien cuidada y prevenida para que no se convierta en una saturación de ladrillos. Son 140 viviendas y esta prohibido construir más.

Desde allí, rumbo de vuelta Martinica, pasamos por Santa Lucía. Le presente a Juanjo a las impresionantes Piton, Marigot Bay, Wallilabou.

Transcurridos cinco días, llegó Jesús y al fin los hermanous al completo. El pobre Jesús tuvo peor suerte con el tiempo, ¡llovió todos los días!, si bien no era una lluvia incómoda, hacía calor y no duraba mucho. Además el tío tiene un talante que no le importa nada, ni las cuatro gotas que te mojaban ni cualquier otra complicación, así da gusto.

Entre Martinica y Sta. Lucia nos pasamos los cinco días restantes. En la primera, alquilamos un coche y la recorrimos: visitamos el volcán del Montee Pelé y el encantador pueblo de St. Pierre con su bahía al pie del volcán cuyos 30.000 habitantes perecieron en la erupción de principios de 1.900. Curiosamente solo se salvo un hombre que estaba preso en la cárcel, ¡bendita condena!

Visitamos también el bosque tropical, la playa y el pueblo de Le Diamant (nombre en francés) presidido por Diamont Rock (nombre en inglés). Allí, entre la playa y la roca (en forma de diamante) se libró una de las mayores batallas navales entre franceses e ingleses por el dominio de estas islas. Otra bahía mágica es Anse D´Arlet, donde la belleza y la paz de sus frondosos paisajes son inigualables.

En cuanto a Santa Lucia, pasamos dos días en Rodney Bay. Ya os hablé de ella en los diarios que salieron en marca.com. Les llevé a que conociesen la fiesta del "Jump up" en el barrio de Gross Islet. Deslucida un tanto por la lluvia pero se dieron perfecta cuenta de la que se lía aquí cuando se ponen "a gustito" los rastaaman. De hecho, recordad cuando os contaba el colega que tocaba una batería casera a base de botes de pintura. Pues, como me esperaba, a Juanjo le emocionó su pericia para seguir el compás. Seguro que le recordaría a una época algo lejana en la que él hacia lo mismo con idénticos materiales atormentando a todo el barrio. Ahora toca en el grupo "alamedadoSoulna", nominados en los pasados premios Goya a la mejor banda sonora por la película "Spanish movie". Gran banda, superoriginales y muy divertidos…, vamos que nunca fallo llevando gente a verlos siempre que puedo. ¡Salen alucinando!

Alucinado se quedó nuestro batería frustrado cuando Juanjo se acercó a él después de varios minutos observándolo y le dijo que le iba a enviar desde España unos platillos, baquetas y otros accesorios que tenía y que ya no le servían, ¡que crack! Ya lo ha hecho, me consta, se lo ha enviado al nombre de un supermercado de ese barrio ya que, al parecer, su casa no tiene calle o él no tiene casa. Sabéis, creo que sí tiene hogar y seguro que para él es el más grande y acogedor. No es más que su batería y su pasión por la música.

Hay mas anécdotas nuestras por allí de esos días, pero las dejare para nosotros, sobre todo por espacio. Hoy me he excedido porque no quiero hacer los diarios tan largos ya que se me duermen los lectores.

Tuvimos nuestra ultima cena en el "Jan Debois", con actuación en vivo (ya profesionales). Buenísima lasagna de verduras o de marisco en un marco de artistas muy especial.

Para acabar, ¡levanto mi vaso de ron y brindo por vosotros "hermanous" y por el espíritu de nuestros reencuentros y por la madre que nos parió!, ¡y por el que puso la semillita que nos llevo a conocer Nueva York!

¡SALUD!

1 comentario: