miércoles, 19 de mayo de 2010

NUEVO RECORD DE MILLAS RECORRIDAS.

¡Qué gran decisión la de aplazar la salida! De esos días que el capitán Manzaneque está inspirado y no queda otra que felicitarle… aunque se ponga gordo y saque pecho.

Ese día de espera en Horta, con las ganas que teníamos de zarpar, significó cambiar un muy desapacible día con fuertes vientos, mar formada, lluvia y niebla en muchos puntos por la salida fugaz que hicimos ayer martes.

Es cierto que mientras estuvimos en la zona de influencia de este archipiélago de islas que forman las Azores, tuvimos un viento importante, con fuertes rachas que cargaban y hacía escorar el barco una barbaridad. Previendo ésto salimos con dos rizos en la mayor y génova enrollado 1/3 para evitar que estas rachas sorpresas nos hicieran romper cualquier cosa abordo.

La verdad, fue duro, o mejor dicho cansado, ya que pasábamos de una racha de 40 nudos a estar a sotavento de una de esas islas y encalmados. Sucedió más o menos así:

"¡Racha! 25-30-35-40 nudos, largar mayor, enrollar génova, cazar burda, rueda a mano" (el piloto se iba de rumbo a consecuencia de su fuerza)… pasó la racha.
"Ahora 12-15 nudos, cazar mayor, sacar génova, quitar un rizo, activar piloto automático". Se estabiliza.

Pero dura poco, por la amura de estribor y desde el final del abrigo de la isla se vé acercarse rápidamente una racha fuerte en forma de color más oscuro del agua con sus característicos borreguitos. Otra vez, coger 2º rizo: Koke al mástil, a enganchar el mosquetón en la argolla, vuelta a cubierta, izar mayor, cazar 2º rizo (todo ello a golpe de riñón al manubrio del winche). Largar genova para que pueda enrollar, con toda la fuerza posible tirar del cabo que guarda la vela contra la resistencia del viento en la lona. Aquí esta la racha, tensión, parece que todo OK, el barco la soporta con creces, estable pero inquieto, sobrio pero ágil, le ayudamos largando escota de mayor, sube el viento, también la velocidad, la punta máxima que vieron mis ojos en todo este "quehacer" fueron 8.7 nudos y 47 n de intensidad del viento. Habrá que contrastarlo en la electrónica donde se reflejan esas máximas.

Amaina nuevamente, esta vez hasta quedarnos sin viento, en lugar de quitar trapo arrancamos motor, nos tomamos un respiro y aprovechamos para hacernos algo de comida rápida. No sabemos cuando parará esta inestabilidad en el viento y comemos antes de lo normal por si vá para largo. Menú: bocadillos de pate de Jabugo con tomate o con confitura de ciruela (comida rápida pero sin privarnos de nada).

Efectivamente, sin tiempo para quitarnos los berretes de los labios vemos que el velero sueco que nos precede a media milla escora agresivamente con una nueva racha. ¡Allá vamos!, ¡preparados! El barco es un campeón, cómo navega también en estas condiciones, es duro pero nos pone a prueba: el sable del trozo de mayor que está rizada golpea contra la botavara. Hay que pasarlo por barlovento para evitar el golpeo. A todo ésto, esa parte de la botavara y hasta su mitad está a la altura del agua ya que la vela esta largada haciendo la operación muy delicada (no podemos cazarla ya que, si lo hacemos, el barco escorará forzándolo mucho). La tenemos casi encima.

Anemómetro a 20 nudos y subiendo. De pié, en la banda de babor, con una mano en la botavara intento pasar la zona de la vela donde está el sable rebelde al otro lado, me cuesta mucho, llega Alfonso dejando la rueda al piloto automático, entra la racha, 30 nudos y sigue subiendo, el barco orza (se va hacia la dirección del viento) y escora. La cubierta de sotavento con mis botas encima de ella esta cubierta de agua, unos 10 centímetros. Nos olvidamos del sable amarrándonos a la botavara con las dos manos esperando que el piloto automático reestablezca el equilibrio ya decidimos dejarla así hasta que amaine.

Solo faltaría que nos caigamos los dos a la vez al agua. Las medias de velocidad son altísimas. Hasta que se tranquilizó todo estuvimos concentrados, atentos, en tensión y con una dosis de adrenalina que nos hizo disfrutar de lo lindo."

A lo mejor os estáis preguntando, "pues no parece muy acertada la decisión de atrasar la salida si, tan sólo un día después, zarpamos con esta metereología".

Si es así, no esta mal encaminada vuestra duda. Sin embargo, hay que explicar que estas condiciones son típicas y normales entre las islas de las Azores: rachas fuertes de viento que cogen carrerilla entre el canal de las islas, de repente una parte de tierra te desventa hasta la siguiente. Así, una y otra vez, hasta llegar a la isla más oriental, San Miguel, a 150 millas de distancia de Horta.

Para partir un día perfecto de verdad posiblemente nos habría llevado una semana de espera.

En la penúltima entrada del blog "Aplazamos la salida" explico que nos olvidaremos de parar en San Miguel y así tomamos rumbo directo al estrecho con un más cómodo ángulo de entrada del viento al barco, según informaban los partes. Además, esa malísima visibilidad del lunes nos echó definitivamente para atrás en nuestra postura inicial. Una última, e importante causa fué también la borrasca que entraba desde el Oeste a las Azores y que hubiera empeorado las cosas.

Pero, por encima de todo, lo que afirmó definitivamente nuestro cambio de decisión fue cuando dejamos atrás la última isla antes de llega a San Miguel a las 4 horas de zarpar. Confirmamos que el viento se estabilizó en 20 nudos constantes y con un mar rizada que nos entraba por el través haciendo que el barco volara literalmente sin apenas balanceo. A esto le sumamos que las nubes se esfumaron y el sol se preparaba a regalarnos un ocaso de exposición.

No bajamos durante el día de 7 nudos (más de 5 minutos seguidos). Por la noche igual 7.3 – 8 nudos.

Las guardias, sin problemas. A las 9 de la mañana comprobamos las millas efectivas realizadas y celebramos la suma de ¡167! ¡Vaya sprint!. Nuevo record de un Peter´s Boat que cada vez nos sorprende más.

El día de hoy es otro regalo. Según los partes nos quedaríamos con tan sólo 7 nudos de viento del Sur. Y así fué pero, después de navegar a 2- 3 nudos de velocidad a vela durante dos horas, dijo Alfonso: "son las 12h, ponemos los datos en la bitácora, señalamos la posición en la carta náutica y arrancamos motor".

A poco de decirlo, extrañamente, empezó a crecer una brisa que se fue estabilizando en 15 nudos y que nuévamente nos meció hasta ahora mismo, las 20:36, en que os escribo a 7.1 nudos bajo un sol radiante y ante el bip del Iridium que nos anuncia el primer gol del Sevilla en la final de la Copa del Rey.

Todo ésto ha hecho que muy posiblemente estos dos días hayan sido de las mejores singladuras desde que salimos de Málaga. Una delicia. A buen seguro lo echaremos mucho de menos cuando lleguemos ene apenas una semana. En fin, a disfrutar mientras podamos.

Para despedir hoy este blog, me gustaría desear suerte en su travesía de vuelta a Denia al Selene III y a sus tripulantes Antonio y Jorge con los que compartimos en Horta buenos ratos, comidas, cervezas y charlas náuticas y no náuticas. Ellos salieron hoy, justo un día después. ¡Buena proa, marineros!

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